Mar 27 2010

Kontradiciendo a mi destino.

Tag: Exposicioneskalvellido @ 14:01

AvisoCuando comencé a redactar estas líneas, lo primero que pensé fue en cómo dirigirme a los asistentes a esta charla.

¿Amigas y amigos? ¿Compañeras y compañeros? ¿Camaradas?

No, ninguna de ellas. Puesto que estamos en la presentación de la Constitución de la Segunda República, mejor así:

Ciudadanas y ciudadanos, que no somos súbditos de nadie.

Así que allá va:

Estimadas ciudadanas y ciudadanos:

Por boca de Kalvellido tengo el gusto de poder participar en la presentación de esta edición de la Constitución de 1931 y decir el por qué de la misma.

Si ambos nos embarcamos en este proyecto fue con afán reivindicativo. No quisimos realizar un ejercicio de recuperación de la memoria histórica rancio y con olor a naftalina como los que- en el mejor de los casos- se nos ofrecen desde el gobierno y desde este sistema ilegítimo que es hijo o nieto o lo que sea del golpe fascista de 1936.

NO.

Pretendemos mirar el pasado republicano para reivindicarlo y para exigir la reparación moral del mismo así como la condena absoluta del franquismo y que la defensa del mismo por algún politiquillo de turno sea considerada apología del terrorismo y duramente castigada.

Y también pretendemos mirar al futuro, pues hipócrita sería decir que reivindicamos el pasado republicano si no trabajamos realmente por la instauración de la Tercera República.

Eso suena a trampa de ciertos grupos que se autodenominan progresistas. Por eso es necesario conocer esta Constitución, ya que no es un simple libro aburrido de leyes de una vieja época sino un texto que afirmaba en su artículo 6 que “España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional” mientras que hoy día tropas españolas se encuentran en Afganistán con el silencio cómplice de todo ese pelotón de famosetes progres que tanto protestaron contra el PP cuando la guerra de Iraq y que ahora callan hipócritamente y maman del poder.

jkalLeámosla porque afirmaba en su artículo 2 que “Todos los españoles son iguales ante la ley” y abolía no sólo la monarquía sino ducados, condados, marquesados y demás titulaciones parasitarias: “No podrán ser fundamentos de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas. El Estado no reconoce distinciones y títulos nobiliarios”.

Y porque abría la puerta a la socialización de los bienes en su artículo 44. O porque afirmaba que “Toda la riqueza artística e histórica del país, sea quien fuere su dueño, constituye tesoro cultural de la Nación y estará bajo la salvaguardia del Estado, que podrá prohibir su exportación y enajenación y decretar las expropiaciones legales que estimare oportunas para su defensa. El Estado organizará un registro de la riqueza artística e histórica, asegurará su celosa custodia y atenderá a su perfecta conservación. El Estado protegerá también los lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico o histórico” (artículo 45).

Seguramente los multimillonarios coleccionistas de arte se sentirán ofendidos pues ¿qué tal que se hubiera expropiado la colección Thyssen, por ejemplo, y se la hubiera proclamado patrimonio nacional?

No pretendemos presumir de que nuestra edición sea la mejor que se haya hecho pero sí de que hemos realizado una versión amorosa de esta Constitución.

No hemos pretendido idealizarla ni negar los errores que se cometieron durante la Segunda República. De sobra sabemos que no fue un régimen radical o revolucionario pero sí de ideas avanzadas– muy avanzadas- de ahí el miedo de la reacción golpista, que entendió, incluso mucho mejor que algunas izquierdas, que en España el término República está muy próximo de este otro: Revolución.

Si el fascismo no pudo triunfar inmediatamente con su intento de golpe de Estado fue porque la clase obrera de 1936 ya no era la de 1931, en cinco años el salto adelante había sido muy considerable.

Sobre la parte artística nuestra edición no voy a decir nada- Ahí Kalvellido os comentará lo que sea menester- tan sólo añadir que en la presentación que he redactado no pretendí ni ponerme pedante ni “explicar” (así entre comillas) o reinterpretar nada, tan sólo ubicar la Constitución en su momento histórico y recrear siquiera someramente la proclamación de la Segunda República.

Así que, ciudadanas y ciudadanos, os invito a que os informéis y leáis sobre el pasado, presente y futuro del republicanismo, da igual que no sea en la edición de la Constitución que presentamos, pues de nosotras y nosotros depende que más pronto que tarde tengamos la Tercera República, una que sea nuestra y no que de pronto la instaure el poder para sanearse el rostro, que no todo consiste en eliminar las testas coronadas.

¡Salud y Viva la Tercera República!

Raúl Calvo Trenado.