Mar 28
Perdido por perdido
Cariño:Sé que me eshas de menos… pero así no puedes seguir.
Hoy tuve fuerza para charlar contigo un rato.
No lo suelo hacer frecuentemente, porque pienso que andas buscando una brújula que te indique còmo seguir y por què caminos.
Hoy tuve fuerza para charlar contigo un rato.
No lo suelo hacer frecuentemente, porque pienso que andas buscando una brújula que te indique còmo seguir y por què caminos.
Y yo, poco puedo ayudarte en eso.
A veces, veo que estás en pie, otras arrodillado tristemente y otras veo que estàs en tu dolor atrapado, sin poder moverte.
Las personas que te queremos, contemplamos esto, sin poder hacer nada, sin tener esa llave que te sirva.
Ay, MI AMOR, què poco pueden las palabras, què inútiles son para arrancar de cuajo ese daño que tú tienes.
Casi todos los días pienso en tì, cuando enfermé, empecé a hacerlo, como un ritual ,al atardecer, vienes a mi memoria, en ese momento, intento empujarte a la vida, igual que hacen las olas, a pesar de las tormentas.
Cruzo los dedos para que pronto el mar no me traiga tu dolor lejano, para que regreses a la alegrìa cotidiana.
Poco a poco, gota a gota.
Cariño, estàs agotado, lo sè.
Y encabronado y nadie sabe lo grande que puede llegar a ser tu soledad y tu miedo y tu furia.
Es verdad, yo no alcanzo a imaginarlo, y no tengo brújula que te sirva, ni palabras que te consulen, ni maleficios que te ayuden.
Sòlo estoy, aquí, esperando, por si me necesitas.
Un abrazo, desde este lado de la nada.
A veces, veo que estás en pie, otras arrodillado tristemente y otras veo que estàs en tu dolor atrapado, sin poder moverte.
Las personas que te queremos, contemplamos esto, sin poder hacer nada, sin tener esa llave que te sirva.
Ay, MI AMOR, què poco pueden las palabras, què inútiles son para arrancar de cuajo ese daño que tú tienes.
Casi todos los días pienso en tì, cuando enfermé, empecé a hacerlo, como un ritual ,al atardecer, vienes a mi memoria, en ese momento, intento empujarte a la vida, igual que hacen las olas, a pesar de las tormentas.
Cruzo los dedos para que pronto el mar no me traiga tu dolor lejano, para que regreses a la alegrìa cotidiana.
Poco a poco, gota a gota.
Cariño, estàs agotado, lo sè.
Y encabronado y nadie sabe lo grande que puede llegar a ser tu soledad y tu miedo y tu furia.
Es verdad, yo no alcanzo a imaginarlo, y no tengo brújula que te sirva, ni palabras que te consulen, ni maleficios que te ayuden.
Sòlo estoy, aquí, esperando, por si me necesitas.
Un abrazo, desde este lado de la nada.
