Abr 17
KUADERNO DE BITÁGORA KAP.27
Cuaderno de Bitácora 16 de abril
A la llegada al hospital a las 7:35, vi por el pasillo de la Urgencia la silueta de mi amiga y compañera Gema, a la que hacía tiempo que no me encontraba. Apunto hemos estado de abrazarnos, fruto de la alegría de comprobar que seguimos sanas y nuestras familias también. Me dice que mi Carol, recuperada al fin del Covid, se incorpora esta noche tras haber estado muy malita en la soledad de su casa, sin familia alguna que le reconfortara con amor.
También se incorporan a partir de mañana Alba e Ysabel, que sucumbieron frente al primer encuentro con el coranavirus. Otras tantas siguen convalecientes.
Parece, solo parece, que muy lentamente el virus va replegando su artillería pesada, y las plantas se van vaciando de contagiados porque o bien se han ido de alta o han dejado de ser y estar.
La dirección del hospital nos plantea, aunque de manera ambigua e imprecisa (en ningún momento del proceso ha habido precisión), que algunas plantas van a volver a llenarse de los habituales pacientes, que va a venir a desinfectar la UME, pero unas plantas seguirán siendo Covid, y otras no.
Tengo la impresión de que se vuelve a subestimar el poder infectivo de este patógeno, creo que este bicho aún no sabe leer y no se va a detener porque retiren el cartel de “planta Covid” y pase a llamarse Traumatología, por ejemplo. Yo desde luego no pienso bajar la guardia, porque si tenemos otra gran incertidumbre entre el personal, es la de si nos vamos a contagiar, si ya lo estamos o lo hemos pasado asintomáticas. Por lo tanto, ¿quién nos dice que no somos vehículo de transmisión para nuevos pacientes no infectados?
Hoy me llega la noticia de que Lola, una compañera de Mallorca, ha vuelto a la vida tras haberse cruzado con el virus. Ha pasado semanas durísimas en la UCI y felizmente ya está en planta. Realmente la totalidad de los aplausos deben ir para personas como Lola. Ella ha sobrevivido. Como sobrevivió a los recortes en sanidad, a la congelación salarial de los funcionarios, a la privatización, a la subida de horario laboral, y a todas las humillaciones que en los años de Gobierno del PP quiso someter a la Marea Blanca, sin olvidar el detonante que supuso la Ley 15/97 para la habilitación de “nuevas formas de gestión” que fue aprobada por PP y PSOE y cuya derogación también pedíamos en las manifestaciones. Ha sobrevivido a pesar de todas esas formas de alimentar la precariedad laboral y ciudadana de uno de los pilares fundamentales que sostienen el mal llamado Estado de Bienestar, que es nada menos que la SANIDAD.
Para Lola, que venció. Y para las que siguen luchando:
¡Venceremos!